viernes, 12 de septiembre de 2014

La planificación de la lectura en el contexto educativo (I): necesidad

La práctica y el fomento de la lectura son aspectos educativos demasiado relevantes para el desarrollo de los  individuos  para  no someterlos  a una cuidadosa  planificación.  Los  currículos educativos españoles, sin embargo, tratan el fomento de la lectura de forma muy tangencial en el desarrollo de las materias y la competencia lectora ni siquiera figura en las competencias básicas, debiendo pensarla como una combinación de varias.

Aunque,  a nivel  de centro,  existen unos planes de fomento de la lectura, auspiciados por la legislación estatal (LOE, LOMCE) y adaptados a su vez por las autonomías, estos dan la impresión de tener un carácter accesorio y demasiado desvinculado de la práctica educativa cotidiana: las actividades de fomento de la lectura son muy puntuales,  las  bibliotecas  escolares  no constituyen  un  espacio acogedor  y  tienen  un horario reducido,  las  acciones  desde  el  aula  suelen estar descoordinadas entre sí y son poco concretas. 

Es necesario, en este contexto, una planificación de la práctica y el  fomento de la lectura realizada con una perspectiva holística de la educación, superando así las limitaciones habituales de la rígida “disciplinarización”,  que suele condenar al olvido a los aspectos más importantes de la educación, por ser en exceso transversales, como es la lectura o la motivación del alumnado.  Este panorama organizativo es  tanto más  inoperante si tenemos  en cuenta  las  características  de  la  cultura  digital,  como  la  fragmentación  o  el descentramiento y el saber difuso ; recontextualizar el ambiente informacional de la escuela ayudará así, a ganar relevancia como centro de aprendizaje de conocimientos reales y dinámicos. El respeto por la cultura popular y la adopción de una “pedagogía de la asociación”, que respete los conocimientos y prácticas de la generación Y al  mismo tiempo que permite a los docentes continuar aportando parece ser la única receta a la falta de motivación y desconexión aula/vida real,  que se plasma en el “fracaso escolar” rampante.

Así,  lo  primero  que  hemos  de  considerar  es  qué  vamos  a  planificar:  ¿competencias, objetivos,  contenidos?,  ¿tipos  de  lectura,  géneros,  actividades  de  fomento  de  la  lectura?  La organización  de  esta  competencia  ubicua  no  está  exenta  de  dificultad,  y  las  combinaciones considero que son infinitas. Propongo en este trabajo la compartimentalización de la competencia lectora  en  dos  áreas  diferentes:  de  un  lado,  la  lectura  realizada  transversalmente  en  cada asignatura; de otro, recrear desde la escuela un ecosistema informacional adaptado a la realidad de  la  generación  Y,  en  el  que  reine  la  libertad  individual,  la  sociabilidad  de  la  lectura  y  la comunicación  entre  diversos  agentes  sociales.  De  este  modo,  establecemos  dos  niveles organizativos:  uno a nivel  de currículo y  otro a nivel  de centro.  Ambos,  sin embargo,  deben coordinarse por todo el equipo docente, dotando así a esta competencia de coherencia tanto entre etapas como entre materias.

Ver entrada relacionada: La planificación de la lectura en el contexto educativo (II): los dos niveles

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